Guerreros Celtas 


Durante el periodo de la historia conocido como La Edad de Hierro, una serie de tribus celtas invadieron las Islas Británicas. Esta invasión comenzó alrededor del año 800 a. C., cuando los celtas procedentes de la Europa continental se establecieron en Gran Bretaña, Irlanda y la parte noroeste de Francia. Estas tribus eran conocidas como los celtas insulares. Estas tribus se establecieron en muchas partes de las Islas Británicas, incluyendo Escocia, Gales y el sur de Inglaterra. Estas invasiones celtas trajeron consigo una variedad de idiomas, culturas y tradiciones, así como una nueva religión, el druidismo. Estas invasiones celtas también ayudaron a establecer la forma de gobierno de las Islas Británicas, que se basa en la monarquía. Aunque los celtas fueron reemplazados por los pueblos anglosajones, algunas de sus influencias perviven hasta el día de hoy en la cultura británica.

Estrategia de combate

La estrategia de combate de los invasores celtas dependía de la ubicación geográfica y el tamaño de la fuerza enemiga. En general, los celtas usaban técnicas de guerrilla para combatir, incluidas emboscadas y embestidas rápidas. En la batalla, los celtas solían formar una línea de guerreros con escudos, que se mantenían juntos para aumentar su resistencia. Esta táctica fue conocida como la "muralla de escudos". Los celtas también usaban armas como lanzas, hachas, espadas y arcos. Por último, los celtas también solían emplear la táctica de la "matanza de ocas" para abrumar a sus enemigos con una descarga de flechas simultánea.

La invasión celta tuvo un gran éxito, con los celtas estableciendo su dominio sobre las Islas Británicas durante varios siglos. Esto llevó a una profunda influencia celta en la cultura y la religión de la región. Los celtas también ayudaron a establecer una monarquía en Gran Bretaña, que se mantuvo hasta el siglo XVIII. Aunque los celtas fueron reemplazados por los pueblos anglosajones, muchas de sus influencias perviven hasta el día de hoy.